sábado, 27 de abril de 2013

Niño, deja ya de joder con la pelota...

Estoy aflojando. Poco a poco, día a día. A medida que el invasor avanza sobre cosas y espacios me voy resignando y achicando los míos. Además de manipularnos perfectamente sabe que para un padre no debe haber nada más gratificante que su retoño haga rodar la pelota y se preste a una interacción. -Por fin se acuerda de uno-pienso. Pero es solo una vil técnica para mantenerme con esperanzas. Dentro de cuatro años cuando comience efectivamente a patear y correr, el número 60 dejará de ser la línea de colectivo más famosa y se convertirá de forma irremediable y concreta en edad.
Ni hablar si la práctica deportiva lo entusiasma. Ahí mismo se dará cuenta que lo único que puede correr su padre es algún rumor. Pero debo solo pensar en hoy. Y hoy todavía le gano en los partidos que jugamos. El como revancha no me deja dormir la siesta.

La camisetita que usa el invasor en el video me pertenece y ha esperado más de 50 años para salir de un placard. Casi tantos como esperé yo.



lunes, 1 de abril de 2013

El gordito anfibio.




Me quejaba de la invasión. Pero ahora en pocos días la vida se ha trastornado. Ha comenzado a desplazarse como una especie de anfibio voraz. Ya no cuenta eso de "está tranquilito jugando" y seguís en tu computadora lo más tranquilo como si fueras un adolescente. Ahora suele desaparecer de la vista. Ya ha salido al balcón y obviamente se come las plantas como corresponde a un gordito despreocupado. Había una relativa paz. Ahora se ha roto. Puede estar en cualquier lugar y haciendo cualquier cosa. La madre empieza a mostrar síntomas de ahogo y suele desaparecer algunas horas y esto agrava la situación. El invasor se aprovecha y me tiene a mal traer. Por eso cuando se queda solo conmigo.......está entre rejas o a "pan y agua"